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Amazonas

Contacto:

Vera Scholz (Hijuelas, Chile)

ocoanativa@gmail.com 

@oconativa

Victoria Tholeilica (Buenos Aires, Argentina)

flopylmar@gmail.com

@cuentos.delatierra

Carlos Catasti (Casa Blanca, Chile)

raices.cba@disroot.org

@raices.kba

 

 

OCOA NATIVA.

Fundadora Vera Scholz

     

1. ¿QUÉ SIGNIFICA PARA USTEDES CONCIENTIZAR Y AYUDAR A PROTEGER UNO DE LOS PARQUES NACIONALES MÁS EMBLEMÁTICOS DEL PAÍS?

 

Tanto parques nacionales como cualquier otro ecosistema rico en biodiversidad, necesitan para su éxito de conservación, el cuidado y la apropiación de sus comunidades locales.  Ellas pueden afectar sobre la flora y la fauna nativa, los bienes naturales como los causes de agua, el suelo y el paisaje natural que tanto definen una localidad.

 

Con esa premisa en mente y como vecinos directos del Parque Nacional La Campana iniciamos hace algunos años un trabajo colaborativo de aprendizajes e intercambio de conocimientos locales y la implementación de prácticas sustentables para reducir nuestro impacto en ese frágil ecosistema. Una iniciativa basada en la socioecología y en los “bancos de tiempo” en la cual cada uno aporta desde su experiencia personal y profesional para el bien común de la vecindad y el entorno natural. Más tarde y gracias a plataformas digitales y redes sociales pudimos abrirnos a un público más amplio. Fue muy motivante ver el gran interés que existe por conocer sobre nuestras especies y también poder aprender de otras experiencias similares en Chile y Latinoamérica.

 

En Ocoa colindamos con un parque nacional de 8.000 hectáreas, que además es zona núcleo de la Reserva de la Biosfera La Campana-Peñuelas -declarada por UNESCO en 1985-, y que reúne a 11 comunas de la Región de Valparaíso en un área de 241.000 hectáreas, para un desarrollo más sostenible en su territorio. Desafortunadamente nos emplazamos también en la zona más poblada del país y con ello la presión antrópica hacia sus ecosistemas ha sido acelerada: destrucción de hábitats naturales, contaminación, extracción y mal uso de bienes naturales, incendios forestales, agricultura intensiva a gran escala y un crecimiento inmobiliario e industrial sin mucha planificación. Frente a este escenario tenemos dos alternativas: voltear la mirada o apostar por ser agentes de cambio en busca de sinergias para el resguardo de la naturaleza.

 

Los problemas ambientales que afrontamos hoy en día son tan grandes que no podemos pretender resolverlos de forma individual. Avanzamos más rápido si definimos juntos un camino de cambios o mejoras, en el cual cada uno hace su aporte para resguardar esta casa común llamada Tierra, o este pedacito de tierra llamado Ocoa en el Valle del Aconcagua en Chile central,… o el lugar donde habites. A nosotros el Parque Nacional La Campana nos inspira y permite trabajar juntos por un futuro próspero a partir de un entorno hermoso y vibrante, lleno de vida. Pero por sobre todo nos invita a explorar nuestra propia naturaleza y valorar lo que realmente importa.

 

2. ¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE EL CUIDADO DE UNA ESPECIE TAN PARTICULAR CÓMO LA PALMA CHILENA? 

 

La palma chilena (Jubaea chilensis) tiene muchas singularidades como su longevidad, origen jurásico y su hábito de crecimiento arbóreo, siendo a penas una monocotiledonea como los pastos, muchas hierbas y cereales. Sí, ¡un fósil vegetal viviente del que aún tenemos mucho que descubrir!. En cuanto a su valor ecológico está muy bien representado como especie “paraguas”, lo que quiere decir que al protegerla a ella y su hábitat natural estamos conservando también todo su ecosistema asociado, como por ejemplo el bosque esclerófilo (o de hoja dura, siempreverde) y la fauna endémica como el degú (ratón cola de pincel) que se alimenta de sus coquitos. En general, las especies de tipo paraguas necesitan grandes extensiones para subsistir de manera natural y para la palma no es la excepción. Tanto es así que la unidad más pequeña de bosque forestal de tipo palma chilena considera la presencia desde tan sólo un ejemplar en una superficie de una hectárea.

 

La identidad biocultural de Ocoa esta íntimamente relacionada con la palma. Es difícil imaginarse un paisaje del lugar sin las llamativas siluetas de sus copas y sus grandes troncos en forma de botella. Pero tenemos a cuestas un pasado que no buscaba precisamente la preservación de la especie, sino todo lo contrario. Fue en Ocoa y en gran parte de la zona central, donde se cortaron cientos de miles de palmas para extraer su dulce y preciada sabia. Así su población original se redujo en un 98%, hoy muy limitada a los palmares más numerosos y aislados como el de Cocalán, El Salto en Viña del Mar y el de Ocoa. Otros pequeños relictos se pueden encontrar entre la Región de Coquimbo y la Región del Maule.

 

Hoy en Ocoa la presencia de palmas se concentra en su gran palmar al interior del Parque Nacional La Campana y en terrenos privados colindantes. Son las palmas fuera del Parque las que ocupan mayormente nuestra atención considerando las múltiples amenazas que enfrentan: incendios, parcelaciones, fruticultura, tala de bosque nativo y escasez hídrica de los caudales ecológicos que alimentan quebradas y zonas bajas del valle.

 

Tener cuidadores o vecinos informados de su historia, de su relevancia ecológica y de la legislación asociada a su protección ha sido uno de los propósitos que nos dimos como organización desde el día uno. Pero sentimos que teníamos una deuda mayor con esta especie, que no lográbamos saldar únicamente con labores de protección, fiscalización e investigación. Fue así que en 2017 iniciamos nuestro propio proyecto de conservación denominado “Palma Chilena: Centro de Origen” en el cual estamos viverizando 100 mil palmas con genética local (semillas de Ocoa). Luego de un largo crecimiento en vivero de al menos 5 años buscaremos reinsertar palmitas en diferentes lugares de la zona donde ya no quedan. Y a medida que las nuevas palmas van creciendo, seguimos materializando nuevas alianzas, enseñando sobre el bosque y sumando esfuerzos en rededor de este preciado reservorio natural.

 

 

3. ¿DESDE EL CONSERVACIONISMO, CREEN QUE TANTO EL PAÍS COMO EL CONTINENTE PESE A SU INMENSA BIODIVERSIDAD, CUIDA SUS PATRIMONIOS NATURALES? 

 

Hace unas semanas se dieron a conocer las nuevas cifras sobre conservación global en el informe Planeta Protegido 2020 que elaboran cada dos años el Programa para el Medio Ambiente de la ONU (UNEP) junto con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), máximo referente mundial sobre el seguimiento del estado del mundo natural. El informe reporta la evaluación de las metas AICHI sobre biodiversidad biológica que se habían propuesto para el período 2011-2020, particularmente la meta 11 sobre áreas protegidas. Según los reportes que entregan los países y el análisis de una centena de expertos, se concluye que la comunidad internacional ha logrado importantes avances hacia el objetivo global de cobertura de áreas protegidas (al menos 17% de las zonas terrestres y de aguas continentales protegidas), pero no ha cumplido con sus compromisos sobre la calidad de estas áreas a conservar.

 

Y es exactamente lo que estamos viendo en Chile y en muchos países de la región latinoamericana: por una parte sumamos superficies de tierra y mar bajo alguna figura legal de protección (como monumentos naturales, reservas, parques nacionales, los nuevos humedales urbanos o áreas marinas protegidas), pero por otro lado, vemos una limitada capacidad institucional para poder administrar esas (nuevas y viejas) áreas, con planes de manejo que incluyan restauración ecológica, fiscalización y resguardo efectivo frente a amenazas antrópicas. Los recursos destinados a este tipo de estrategia están muy al debe, pese a que son fundamentales también para la realización del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 15 que aborda la vida de los ecosistemas terrestres, otro compromiso internacional que los países adoptaron en 2015 y que en el caso de Chile ha puesto en marcha a nivel nacional en su Agenda 2030.

En 2018 y gracias a la adhesión de los parques privados donados por Tompkins Conservation al Sistema de Parques Nacionales Chileno, llegamos a una superficie de parques nacionales de más de 4 millones de hectáreas, con un gran crecimiento del 38,5%. Sin embargo, aún se deben redoblar los esfuerzos que tienen que ver con la representatividad ecológica de los ecosistemas protegidos, especialmente aquellos llamados hotspots o puntos calientes de biodiversidad, en los que el alto porcentaje de endemismo (especies que sólo crecen en ese lugar) lo hace único e irrepetible a nivel mundial. Chile central es uno de los 35 puntos calientes a nivel global y en él el Parque Nacional La Campana es sin lugar a dudas el centro de toda esa biodiversidad; un lugar de encuentro de la flora nortina, central, sureña y altoandina, 8.000 hectáreas que han sido administradas por la Corporación Nacional Forestal (CONAF) por más de 50 años. Es un buen ejemplo de cómo un área silvestre protegida entrega múltiples beneficios a su entorno y comunidad. Cultura, educación ambiental, espiritualidad, recreación y deporte de montaña son sólo algunos de los beneficios que la gran parte de la población de la Región de Valparaíso conoce bien en ese lugar.

Hay mucho por mejorar a nivel país en relación a la conservación de la naturaleza, pero también hay mucho por avanzar a nivel local y ciudadano. Quienes vivimos en la zona central del país, hemos sido testigos de los efectos del calentamiento global y de las malas decisiones políticas y económicas que se han tomado sobre el territorio, pese a este escenario adverso de desertificación, escases hídrica y disminución acelerada de la biodiversidad local. Esperamos que la nueva Constitución chilena sea ecológica y que nuestro desarrollo como país no sea a costa de la naturaleza. Al menos la organización juvenil, la voz cada vez más fuerte de los científicos y las comunidades locales organizadas dan pasos firmes en esa dirección.

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Ocoa Nativa es una iniciativa colaborativa de conservación de la flora y fauna nativa de la zona de aledaña del Parque Nacional La Campana. Cuenta con una red de vecinos y profesionales interesados en fomentar prácticas sustentables, restauración ecológica, investigación local, protección de especies amenazadas y revalorización del patrimonio natural.

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Parque Nacional La Campana en su sector de Ocoa, coronado por el cerro La Campana (1.880 msnm).

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Palmar de Ocoa, hábitat natural de la palma chilena (Jubaea chilensis), especie endémica y relicta, hoy en peligro de extinción.

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Zorro culpeo (Lycalopex culpaeus), una de las especies de fauna nativa más representativas de la zona del Parque Nacional La Campana y sus alrededores.

Créditos de fotografías:

Luis Ávila Sobarzo

IG @luis_avila_sobarzo

          CUENTOS DE LA TIERRA, CIENCIAS GEOLÓGICAS

Victoria Tholeilica

Geólogoa, docente UBA.

 

1.- ¿QUÉ SIGNIFICA PARA TI DIFUNDIR EL CONOCIMIENTO DE UNA CIENCIA TAN PARTICULAR COMO LA GEOLOGÍA?

 

Difundir la geología es una tarea que me apasiona principalmente por dos motivos. El primer motivo está atado a qué es la ciencia que estudia la tierra, y es incomprensible que podamos desarrollarnos como sociedad si no sabemos cómo funciona el lugar donde estamos parados. Entender cuáles son los riesgos geológicos, cómo funcionan los distintos ambientes en su diversidad, de donde se extraen los recursos que utilizamos y cuál es el impacto ambiental que estas actividades generan son conocimientos básicos para un mejor desarrollo.

 El segundo motivo, es porque en la divulgación cultiva mi pasión por esta ciencia. Cada vez que veo el asombro de las personas al entender un conocimiento, me reencuentro con la niña que fui, que estaba ansiosa por descubrir el mundo y todos sus misterios.

 

2.- ¿QUÉ TAN COMPLEJO ES INTEGRAR EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO O ACADÉMICO A LA SOCIEDAD? 

 

Sinceramente no me parece algo complejo, el momento en que uno puede explicar un concepto es cuando realmente lo tiene claro. La complejidad muchas veces surge de tener que pertenecer a un sistema científico que te pide que escribas lo más difícil que puedas, porque mientras menos personas te entiendan más importante es lo que estás diciendo. Un sistema que te pide que publiques en revistas internacionales pero no te pide que participes con la sociedad. Hacer divulgación es romper con ese sistema que excluye a gran parte de la gente, y que también  es culpable de la aparición de ideas terraplanistas o antivacunas, porque al no dar respuestas aptas para todo público las personas salieron a buscar a alguien que si se las dé. Algo que los profesionales y los científicos tenemos que entender a futuro es que compartir los conocimientos que tenemos también es vital para el desarrollo.

 

3.- ¿DESDE TU DISCIPLINA, QUÉ PUEDES CONTARNOS DE LAS CARACTERÍSTICAS GEOLÓGICAS DE NUESTRO CONTINENTE?

 

Podría estar horas hablando de los riesgos geológicos que nos aquejan como son: la sismicidad, las inundaciones, los tsunamis, los fenómenos de remoción en masa, la erosión costera y el vulcanismo. También podríamos hablar de las Rocas de Sudamérica, de cómo se formó hace 80 millones de años  la Cordillera de los Andes y de  los efectos que este levantamiento trajo. Por otro lado, podría contarles sobre cuando éramos un continente aislado en el medio del mar y un día hace 3 millones de años nos unió el estrecho de Panamá con América del Norte, dando lugar a un gran intercambio biótico. Además de contar las historias de las miles de especies que habitaron el continente y los variados climas que se observaron a lo largo del tiempo. Por eso los invito a seguirme en las redes, que estas son algunas de las cosas que vengo contando hace un año y ojalá muchos más.

PATRIMONIO E IDENTIDAD: LA PIEDRA DEL CULEBRÓN EN

EL CERRO PANTEÓN, COMUNA DE CASABLANCA.

Carlos Catasti

 

América Latina ha sido territorio de reconfiguración de identidades y culturas ancestrales que hasta el día de hoy se encuentran en conflicto. El proceso de conquista del continente americano trajo consigo el paradigma dualista, que, en ese momento abría la brecha entre el hombre y la Naturaleza, esta nueva postura antropocéntrica entendía al conjunto de elementos de la Naturaleza entre vivos y muertos, que, premeditadamente podían ser modificados como vía para alcanzar un conocimiento pretendidamente cierto. En este sentido, abundan los relatos colonizadores respecto a una Naturaleza como espacio “salvaje”[1]. En un primer momento, se enaltecía la belleza y riqueza de los paisajes, luego, con el temor, se pasó al control y dominio de las fuerzas naturales, a través, de la minería, la tala de árboles, cultivo de la tierra, la caza, etc. Esta concepción de la Naturaleza chocó profundamente con el pensamiento e identidad indígena, ahora, la conquista no era exclusiva del territorio sino también de las conciencias (Gudynas). Bajo esta idea del control de las fuerzas de la Naturaleza se debe contextualizar este escrito.

La Piedra del Culebrón es un sitio ubicado en el Cerro Panteón, Melchor o La Cruz[2], ubicado en el Valle de Casablanca o Acuyo, Región de Valparaíso. Naturalmente, los nombres asignados a este lugar por los habitantes de Casablanca, tiene directa relación con un imaginario simbólico ligado a la espiritualidad cristiana. Al respecto, no es de extrañar que este lugar haya correspondido a un sitio sagrado para los naturales de Acuyo, pues, bien es sabido la designación simbólica impuesta por los hombres de la Conquista a los sitios ancestrales.

Cuenta la leyenda local, que en ese cerro aparecía una culebra grande, gruesa y pesada que en su parte superior poseía el tronco de un humano y en lugar de piernas tenía una larga cola llena de escamas. Este ser misterioso, enjuiciado como un ser maligno y cercano al demonio, una vez estando en su cueva, el hombre lo sepultó con una gran roca que lo impediría volver a ver la luz.

Al respecto, el cronista Diego de Rosales, nos relata en sus crónicas un mito originario de los naturales:

“[…]las cimas de algunos montes altos que llaman Tenten, que los tienen por cosa sagrada. Y en todas las provincias ay algún Tenten y cerro de grande veneración, por tener creído que en el se salvaron sus antepassados de el Dilubio general […]. En la cumbre de cada uno de estos montes altos llamados Tenten, dizen que habita una culebra de el mismo nombre […]. Fingen tambien que avia otra Culebra en la tierra y en los lugares baxos llamada Caicai-Vilu, y otros dizen que en esos mismos cerros, y que esta era enemiga de la otra culebra Tenten y assimismo enemiga de los hombres, y para acabarlos hizo salir el mar, y con su inundación quiso cubrir y anegar el cerro Tenten y a la culebra de su nombre[…]” (Vicuña Mackenna 4).

La Piedra del Culebrón representa la idea del dominio del hombre sobre las fuerzas naturales. Esta Piedra, alguna vez natural, luego, trabajada con cemento y sobre aquella puesta una bandera chilena hegemonizando el territorio libre, como un acto recordatorio de que lo natural no pertenece a la Tierra sino a lo que se comprende por frontera. Según el mito, Caicai no logró inundar a Tentén, al menos en esta provincia. Lo que lo sepultó fue la incomprensión del hombre, la incapacidad y el desarraigo de la conexión con la Naturaleza que alguna vez existió en este territorio. Las fuerzas del mal no se evidencian en aquel ser, sino se representan en la avaricia del hombre y en su afán por la destrucción del Cerro Panteón, que, en estos momentos con total indiferencia, se extraen elementos del ecosistema que mantenían la vida silvestre del lugar, se expanden proyectos industriales e inmobiliarios que no respetan convivencia alguna con la flora ni con los animales no-humanos, se sepulta el lugar que alguna vez salvó al hombre y refugió a Tentén.

La conexión con la Naturaleza es inherente a la identidad del hombre americano, se debe asumir nuestro mestizaje y terminar con el desprecio a los indígenas, que a la vez, nos permitirá comprender nuestras raíces. América Latina ha sufrido el desarraigo y el exilio, ha sufrido la conquista y la colonización, ha soportado y sobrevivido a la Inquisición colonial y a las inquisiciones dictatoriales. América Latina, en estos momentos, está en ebullición, y hemos de soñar la comprensión y la liberación de cada uno de los pueblos sometidos.

 

[1] «La naturaleza salvaje es horrible y letal» y el ser humano es el único que puede convertirla en «grata y habitable» (Gudynas 270).

[2] Nombres asignados por la comunidad local.

REFERENCIAS

 

Gudynas, Eduardo. «Imágenes, ideas y conceptos sobre la naturaleza en América La

tina.» Cultura y Naturaleza (2010): 267-292.

Vicuña Mackenna, Benjamin. Historia General de el Reyno de Chile. Valparaíso: Imprenta de el Mercurio, 1877.

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