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¡Mujeres, mujercitas, mujerzuelas… mujerazas!
Por Astrid Gacitúa Anabalón
Licenciada/Profesora de filosofía con estudios latinoamericanos y formación en danza contemporánea.
Doctora en Filosofía en Freie Universität Berlin
Esta reflexión fue escrita para ser publicada el 8 de marzo del 2020: “Dia de la mujer” y feriado legal en el Estado Federado de Berlin desde el 2018. ¡Nótese! no es el día de la madre, sino el día de la MUJER.
Una delicada intervención quirúrgica para extraer un tumor de mi cerebro postergó la publicación en mi blog, pero aquí estoy con nuevas energías gracias a las mágicas manos de la espectacular neurocirujana PD Dr. Yu-Mi Ryang, Médico Jefe de la Sección Neurocirugía en la Helios Klinikum Berlin-Buch. Un estupendo sistema de rehabilitación me ha permitido estar laboralmente activa otra vez y poder participar en el debate que se está generando en torno a la constitución y la inclusión de género en el país del cual aún soy connacional. Me fui hace más de 30 años justamente, porque no había un espacio para mi desarrollo personal y tampoco estaba demasiado convencida del paso efectivo a una democracia en Chile. Algo de doble fondo en la transición-negociación me hizo sospechar que no podía llegar a feliz término dicho proceso de reconstitución de una democracia y mucho menos de un estado de derecho sobre la base de la Constitución de 1980. Diversos acontecimientos desde 1990 hasta el estallido social del pasado octubre del 2019 han confirmado lamentablemente mis aprehensiones de aquel entonces. Un gran tema en los debates apunta a la igualdad y la inclusión del género; o mejor dicho de los “géneros”.
Seguramente la mayoría de las mujeres de mi generación (1962) leyeron alguna vez Mujercitas (Little Women; 1868) de la escritora norteamericana Louisa May Alcott (1832-1888). Hubo muchas adaptaciones cinematográficas (George Cukor, 1933; Mervyn Le Roy, 1949; Gillian Armstrong, 1994 e.o.) y la última de Greta Gerwig (2019) tiene un toque emancipador y emancipante a pesar de reafirmar muchos aspectos del patriarcado. El relato, ambientado en New England hacia finales de la guerra de secesión (1840-50), narra el proceso de convertirse en mujeres de cuatro hermanas en el marco de un ambiente algo victoriano de una familia sin demasiados recursos económicos. La narración pone énfasis en los valores y la moral en una época de construcción de la nación. Las protagonistas son niñas “muy cuidadas” y “de su casa” en el marco del patriotismo de un país dividido por una guerra civil. Cada una de estas chicas es a su manera una heroína, lo cual permite al lector (a) y/o espectador (a) el establecimiento de procesos de identificación a partir de cuatro patrones de género que siguen siendo vigentes. Josephine: el espiritu rebelde y mujer emancipada, que se gana la vida como escritora en un mundo de hombres. Es decir no es una “mantenida” ni una mujer sometida a la patria potestad del padre o marido como se estilaba en una época sin demasiado espacios laborales para la mujer. Margaret: la bella y abnegada esposa y madre, es dueña de casa y debe sobreponerse a sus propias inclinaciones para velar por la economía familiar y el bienestar del hogar con el exiguo salario de un marido profesor. Beth: la dulzura conciliadora, gran pianista y cuyo espíritu altruista la hace sucumbir trágicamente. Sus desvelos por ayudar una familia pobre cuyo hijo tiene escarlatina se contagia y muere. Por último Amy: voluntarista y hábil en sus manipulaciones; muy mujer a su manera, termina casada con un “buen partido”. El happy end muy a la Hollywood deja demasiadas preguntas abiertas y el libro tampoco ofrece muchas respuestas.
¿Cómo y qué mecanismos se tendrían que articular para llegar a constituir un rol de género que garantice una real posibilidad de desarrollo tanto personal, económico como social y al mismo tiempo haga feliz a la mujer? Muchas mujeres a lo largo de la historia han logrado igualar sus derechos y posiciones laborales a las de un hombre, pero el precio que han pagado ha sido muchas veces demasiado alto en relación a los beneficios y derechos obtenidos. Además los beneficios y derechos no necesariamente fueron heredados por las generaciones venideras. Algunas de las constantes que ha tenido que enfrentar el desarrollo de los roles de género ha sido la violencia (Hypatía de Alejandría/Yπατία;*355 – † 415 o 416, Alejandría); la soledad y la discriminación (Gabriela Mistral, *1889 Vicuña – †1957 Hempstead/New York); la postergación en el reconocimiento de su aporte intelectual (Hannah Arendt, *1906 Linden/Hannover -†1975 New York) e.o. Esto ha sido recurrente, y no sólo a nivel de género y sigue siendo una constante en la actualidad.
Las identidades de género están sin duda determinados por los principios e intereses establecidos desde el patriarcado, pero éstos no tendrían una continuidad si no estuviesen sustentados por el matriarcado. Lo que fue uso y costumbre en época ancestral y posteriormente sancionado en una norma jurídica, sin duda ha potenciado y avalado la desigualdad, y no solo ante la ley, sino que ha derivado en el hecho que la mujer se haya ido generado y degenerado en sus roles. Pero al parecer, la esencia última del género, sigue siendo orgánica: procrear. ¿Significa esto que las que no pudimos tener hijos somos menos mujeres? En la determinación de identidad de una mujer contemporánea los roles de madre y esposa ya no son determinaciones, sino opciones. El mayor desafío del derecho civil en las diversas legislaciones es darle un espacio a la mujer como persona natural y jurídica en igualdad de condiciones que al hombre. Además, crear las condiciones para que el ámbito del espacio público en el cual se deba mover, no sea discriminador ni agresivo, si su identidad de género no se define ni como madre ni esposa. Para ello deben contribuir las mismas mujeres desde sus propias opciones personales y sus reales posibilidades de desarrollo, evitando ambivalencias y dobles estándares. No hay un rol mejor que otro, sino la satisfacción de sentirse plena y desarrollada en el elegido. Las democracias occidentales y el estado de derecho posibilitan que los roles de género ya no sean impuestos ni social ni jurídicamente, pero sin duda siguen estando determinados y orientados por el origen. Faltan modelos auténticos y una adecuada formación para poder acceder a la propia autodeterminación en el rol de género a escoger. Hay falta de educación tanto formal como informal al respecto. La idea no es reactualizar ni las Escuelas Normales de Preceptoras, ni volver a integrar economía doméstica en los planes y programas de colegio, tampoco activar un feminismo militantemente agresivo, sino crear instancias a nivel institucional que ayuden y aporten a la autodeterminación de la mujer en su rol para una nueva era con otras exigencias y prioridades. No puede ser que los roles de género se sigan asumiendo en pleno siglo XXI desde las categorías ofrecidas y/o impuestas por madres, profesoras, modelos, cantantes de moda, o por las intelectuales y/o políticas que mas ruido hace en un determinado momento. Recuerden lo que trágicamente nos cantó Gabriela Mistral: “Todas ibamos a ser reinas…”. Miren y admiren la foto de entrega del Premio Nobel por parte del Rey Carlos Gustavo de Suecia en 1945: Lucila Godoy Alcayaga llegó a ser reina…¡a pesar de todo y todos!
Fotografía en : https://astridgacitua.de/mujeres-mujercitas-mujerzuelas-mujerazas/

Experiencias estéticas de un gabinete: El no olvido, la ausencia, lo ancestral y lo onírico de una obra. Un análisis de la experiencia estética de la obra de teatro “Errante” de la Compañía de Teatro Destierro, La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
En memoria de Pato Yoma…
Por Pablo Mancilla Carrasco. Antropólogo, Psicólogo y Tesista de Maestría en Estudios Sociales Latinoamericano (MESLA, UBA)
A modo introductorio: El encuentro con la obra
Acompaño a sus creadoras en caminos que entrelazan lo territorial de existir en el sur, en los campos, montañas, ríos y luchas reivindicativas de una existencia ajena a las capitales de cualquier lugar. ¡Errante¡ se construye con esta presencia, y los diversos imaginarios de sus integrantes. Sin recursos y expectativas, se ahondan en un trabajo político de una lucha de tierras lejanas no escuchadas, demandas olvidadas y discursos silenciados. Sus reuniones eran dispuestas en mi hogar. De lejos escuchaba sus discusiones amenizadas por un mal vino. Me quedaba en primera instancia, solo por el vino, y de a poco fui entendiendo su creación. Me enamoré infinitamente de la trama. Era llamado en ocasiones para contar un epew mapuche (cuento), y yo corregía con importancia antropológica que era un piam mapuche (relato histórico). La conversación se detenía en la manera en que el pueblo mapuche entiende el paso del espíritu hacia el wenumapu cuando muere una persona, hecho consagrado con el ritual mortuorio. La cosmovisión mapuche habla del camino del alwe (espíritu vagabundo) que es transportado por cuatro ballenas por el wenuleufu hacia el wenumapu. Esto fue digerido por sus creadoras en un orden y desorden de elementos que condimentaron la obra. La dramaturgia escrita y dirección teatral fue creada por Valentina Martínez y Laura Roa (actrices), la dirección técnica por Francisco Catillo, y la escenografía por Celeste Núñez. Así aparece un juego de acciones, relatos, colores, materialidades y sonidos que dan forma a ¡Errante! Conversaciones con sus integrantes remueven inquietudes: ¿Qué sucede con los espectadores? ¿Qué queda en ellos? Los diálogos con sus teatreras permiten estas preguntas, y un material de investigación, el cuaderno de comentarios. La compañía dispone un cuaderno en donde los espectadores escriben. El tesoro obsesiona la idea de trabajarlo, y lo arrebató de las manos de sus creadoras. Letras sinceras carcomen ansias por un análisis, y rio, pensando en los teatreros a mi lado. Y disfruto con la idea de que lean estás palabras, y refuten todo con otro mal vino en sus manos.
Las experiencias estéticas de “Errante”
¿Qué sucede con los espectadores? ¿Qué les pasa en sus cuerpos? ¿Qué sensaciones provoca? Los escritos plasmados en el cuaderno (C.C) proponen un conjunto de pareceres, sensaciones e ideas de la obra. El encuentro de entes teatrales (teatreros y espectadores) provoca experiencias estéticas multiversas, las cuales observo e intento comprender en los siguientes apartados.
Una estética del no olvido y una estética de la ausencia
Reiterados son los comentarios sobre memoria, recuerdo y no olvido. Pareciera que este contenido surge de manera “más visible” como sugerencia tangible del acontecimiento teatral. Algunos nos dicen:
“No sé qué escribir, las palabras son inexactas. Elijo: rio, memoria. Me encantó (de encantar) (C.C); “Todo un suspiro a la memoria. Se hace carne la angustia. 7 minutos que entre miradas. Se pierden, se disuelven…” (C.C); “La memoria no se hunde en el mar. Felicitaciones” (C.C); “La memoria esta allí girando en espiral. Buscando las raíces” (C.C)
La memoria descrita por los espectadores es pensada como una memoria restringida, subalterna y excluida. Aquella memoria que transita paralelamente (y más oculta) a la memoria oficial impuestas por los Estados. Aludir a “otra memoria” es la intención implícita de re-valorar la memoria que transita en la oralidad e intimidad de los excluidos. Y es por esta razón, el carácter de lucha y urgencia. Nos comentan los espectadores:
“Me vi, me vi un momento y sentí la importancia de sostener y luchar por la memoria” (C.C); “Necesaria y urgente” (C.C)
No obstante, lo que queda es un sentir de inquietud por el “no olvido”. La mayor recurrencia de comentarios indica una reminiscencia, a modo de recuerdos que activan diversos sentidos (Didanwy Kent, 2020). Los espectadores dicen:
“Movilizante y rica, invitando a forjar el no olvido que comparto. Gracias por no olvidar y compartir” (C.C); “es necesaria, no podemos olvidar a nuestras almas errantes, y son muchas” (C.C); “Una voz que no dejas olvidar” (C.C)
Seguidos a los conceptos del no olvido, se instalan nociones que aluden al alma (errante, que viaja, presente) y al desaparecido. Los diversos comentarios al respecto las hacen explicitas y evidentes:
“Errante es un espacio en el cielo donde podés ver las almas de los desaparecidos” (C.C); “… También amé, sufrí y volé entre almas errantes, con un sin fin de emociones” (C.C); “Acercándose a final pensé en cada mujer desaparecida y asesinada… sentí…” (C.C)
El encuentro con esas “almas” y “espíritus” se plasman en el convivio. No obstante, la reminiscencia muestra una sensación de ausencia envolvente, dolorosa, y con incertidumbre del no saber (algo que falta, se añora y se ama). Los comentarios nos dicen:
“Es una imagen antigua y de siempre. Recordando lo esencial. La ausencia, es terrible y dolorosa. Espanto de la ausencia robada, asesinada ¿Dónde están? Me voy sabiendo que por unos momentos aparecieron ante mí…” (C.C); “…Sentir el dolor de la perdida en carne propia. Pensar en la muerte de una ser que no asegura estar muerto. Todo eso trasmite.” (C.C)
Estética de lo ancestral y estética de lo onírico
El segundo juego de experiencias alude a un acercamiento con la ancestralidad. Pareciera que la disposición de símbolos permite la presencia de ancestros. La materialidad y sonoridad consiente un encuentro con la abuela, la madre, etc. Nos dicen:
“Gracias por esta experiencia. Por traer a mi abuela, tía abuela y sus cacharros…” (C.C); “Una conversación con mi abuela, una tarde de puesta de sol entre metáforas que hacen carne, piel, cuerpo…” (C.C); “Muchas gracias por la hermosa proyección. Mi abuela era mapuche con sus rasgos y saberes de ancestro…” (C.C)
Y un encuentro con el pueblo mapuche y su cosmovisión (y otros pueblos):
“Un viaje a nuestros ancestros y toda su cosmovisión del mundo, teniendo en cuenta el triste desenlace…”; “Nos deja pensando. Me emociona y reafirma mi idea de seguir defendiendo y visibilizando la sabiduría de nuestros pueblos ancestrales…” (C.C); “Sentí que las mariposas de los Aztecas, la voz de los 30.000, el espíritu de nuestros ancestros se asomaron un momento” (C.C)
Los escritos dejan ver elementos visuales y sonoros de lo ancestral. El sonido del agua, los cabellos de la teatrera, los bordados (lanas, canasto, paños), y las raíces (musgos en las paredes). Los escritos nos indican:
“Gracias por traer a mi abuela… y sus cacharros, el sonido del agua, los cabellos oscuros y largos… los pañitos bordados…” (C.C); “Los proverbios de una cosmovisión que nos relatan las tormentas, el agua y las raíces…” (C.C)
Por último, (y no menos importante) los comentarios nos acercan a una sensación onírica de la experiencia. Estas sensaciones, se presentan en impresiones de transitar un viaje (durante la obra y como reminiscencia) hacia otro lugar, otro espacio y otros tiempos. Nos dicen:
“Me transporté hacia otro lugar. Abstracción. Al terminar no sabía si aplaudir, porque había una intimidad que superaba por lejos a la sensación de estar en una obra” (C.C); “Conmovedor. Sentido. Una burbuja en el tiempo” (C.C); “Es un espacio donde el tiempo desaparece…” (C.C)
El sentir un tiempo, espacio y lugar diferente deja la experiencia íntima a una deriva suspendida, siendo pensada como un extrañamiento, un “trance” o un no saber de dónde se viene. Los espectadores escriben:
“Una experiencia de extrañamiento e intensa. Muy buena. Gracias” (C.C); “Salí temblorosa y no sé de dónde vengo…” (C.C); “Muy conmovedora, no puedo salir del trance” (C.C)
Estas sensaciones, sentimientos e ideas, permiten observar una sensación onírica de las experiencias estéticas. No obstante, los escritos acercan la experiencia a un espacio vinculado a lo divino, y con la intimidad del alma. Ideas que lo acercan a lo místico de una experiencia. Los escritos nos dicen:
“Me sumergí en un cielo perdido en el tiempo. Un túnel místico, una cueva, una cuevita inmensa. Me transformé en tan poco tiempo en la intriga intensa. Gracias por hacerme volar, y sentirme especial, lo especial, lo infinito dentro de este cubículo, lo mundano y lo divino…” (C.C);
A modo de conclusiones
Las experiencias en el acontecimiento se bifurcan por caminos inesperados, de difícil acceso para los que intentamos interpretar una obra. El cuaderno como objeto de investigación es de un valor incalculable, impensable e inesperado para las creadoras. Los trayectos (sensaciones, ideas, sentimientos, etc.) nos llevan a tomar una posición política, no tan solo de una obra teatral, sino también, de una postura ante lo que sucede. Los actuales momentos en el Ngulumapu (apropiado por Chile) y el Puelmapu (apropiado por Argentina) son de una brutalidad no exagerada por quien escribe, denotando un racismo institucional, social y cultural. La desaparición, los asesinatos, el racismo y las discriminaciones suceden. Es aquí la importancia de la obra, ya que los escritos permiten observar que Errante hace despertar este malestar. La estética del no olvido no es lejana. No podemos olvidar los asesinatos en el Wajmapu. Un incansable susurro a no olvidar a José Huenante, Alex Lemun, Matías Catrileo, Julio Huentukura, Juan Colihuin, Nicolasa Quintremán, José Mendoza Collio, Camilo Catrillanca, Rafael Nahuel, Macarena Valdés, y tantos otros. ¿Donde están sus almas? No permitirnos olvidar nos dice Errante. Acompañada de una estética de la ausencia, plasman preguntas en toda América Latina. Las sensaciones, ideas y sentimientos de las ausencias se vuelven actuales en el confuso panorama actual. La estética de lo ancestral nos hace pensarnos en mestizos hermanados al dolor, las ausencias, y la responsabilidad de luchar ante una democracia excluyente. Quizás Errante no vio venir una lucha por la democracia en su acontecer teatral, no obstante, los espectadores la escriben. La estética de lo onírico viene a desmantelar las creencias instaladas de que la desaparición solo pertenece a los partidos de izquierda. No compañeros. Lo mapuche también desapareció y también los asesinan. Y ¿quién los buscó? Solo quedan en sus territorios para convertirse en espíritus cuidadores. Otra comprensión de la desaparición es posible, otros saberes, otros ritos, nos enrostra la obra. Las conclusiones se escapan y se diluyen en la dolorosa actualidad, no son más que líneas inexactas de un papel poco leído. No queda más decir, que Errante se compromete con aquellos botados por la humanidad y condenados por aquellos poderosos. Y Errante se compromete con la Libertad del Machi Celestino y todos los PPM, provocando reminiscencias que nos comprometen con una lucha por la autonomía de todos los pueblos. Escribo y escriben los espectadores.
Grabadores en una Sala de Cristal
Por Antonella Auda
Artista visual
Magister en Arte y Patrimonio.
“Que vivan los estudiantes
Jardín de nuestra alegría
Son aves que no se asustan
De animal ni policía…”
Violeta Parra
Mediodía en el puerto; estaba algo nublado. Muchos cafés abiertos con sus mesas en la vereda, se veían repletos de personas como cualquier viernes.
En calle Serrano el enmarcador estaba afinando los últimos grabados para entregarlos en la sala. Algunos grabadores terminaban su jornada docente en las universidades, otros en sus talleres.
En esos instantes en la sala El Farol de la calle Blanco se colgaban a toda velocidad los últimos grabados que habían llegado y los catálogos ya estaban en la sala. Se inauguraba a las siete de la tarde una gran exposición colectiva aquel día.
Días antes se habían inaugurado variadas muestras de grabado en Valparaíso, como Grabados Orgánicos del maestro Jorge Martínez en CasaPlan o al Instituto Norteamericano de Cultura la muestra Matriz-Edición-Grabado del taller de grabado liderado en la actualidad por el maestro Marco Antonio Sepúlveda.
En cambio, la muestra de la sala el Farol de aquel viernes de octubre sería singular, titulada Grabado Manifiesto, reuniría a unos 60 grabadores de la región de Valparaíso. El objetivo era la visualización de diversos lenguajes estéticos o de su experimentación en cuanto a la técnica y el quehacer artístico que tenía lugar en esos momentos en torno al grabado. Participaron relevantes grabadores, instituciones y talleres de grabado de la zona. Pretendía ser una propuesta diferente a la de la primera versión de Grabado Manifiesto ideada en el marco del ciclo Sentimental por el crítico de arte Justo Pastor Mellado, quien propuso exhibir unos 100 grabados enmarcados y colgados todos juntos como un gran cuerpo de obra en un solo muro.
Comenzó la inauguración. Como nunca antes se habían reunido todos los grabadores importantes de la región, junto a aquellos que recién se iniciaban en el oficio. Vinieron los discursos respectivos, conversaciones casuales entre los asistentes, quienes brindaban con espumante en copas en las que flotaban flores rojas de formas exóticas o más bien depredadoras que subían lentamente hasta el borde de las copas. Música y más brindis. Se hablaba de las obras exhibidas, de las antiguas exposiciones, de crear una asociación de grabadores a nivel nacional, de lo difícil que resultó llegar a la inauguración por el excesivo tráfico, etc. La prensa sacaba fotografías de rigor, unos observan distraídamente las obras colgadas, otros no se apartan de la mesa del cocktel.
Al final del evento llega Mario desde Santiago, relatando el caos inusitado que estaba sucediendo en las estaciones del metro. Nadie sabía la dimensión de los acontecimientos que estaban ocurriendo en el momento, tampoco le dieron mayor importancia. Muchos se miraron asombrados y siguieron la fiesta del grabado brindando con más espumante.
Alejandra y Juan conversan sobre la temática contestataria de sus grabados, otros conversaban sobre la crítica a los medios de comunicación o al sistema hegemónico de los medios periodísticos. Aldo sonríe al escuchar de un joven grabador que lo interpelaba sobre la imagen de su obra juzgándola de complaciente, más allá Robert les explica su grabado conceptual de grandes dimensiones a un par de directores de museos. Entre la multitud el dueño de una pequeña galería de Valparaíso pasea para detectar que grabado es más decorativo para vender en su negocio.
En un momento Gerardo, observa por el gran ventanal de la sala que da a la calle a pequeños grupos de estudiantes corriendo de un lado para otro, agrupándose en esquinas. No le llama tanto la atención, puede que sea un carrete de los tantos de las noches porteñas o una celebración de un equipo de fútbol. En la calle están fumando los artistas que se aburrieron de toda la parafernalia y de lo mismo de siempre, conversan como poder sobrevivir con su arte, ideando proyectos o tratando de postular a fondos públicos casi inexistentes.
Se van apagando las luces de a poco, ya no queda nada de comida ni tragos, los asistentes ya están cansados y se van retirando.
Aquel evento fue una metáfora del país antes del estallido social del 18 de octubre de 2019. Tal como aquellos artistas estaban en la inauguración dentro de una caja de cristal frágil, transparente, que ves y no ves lo que sucede en la calle, al otro y los otros, protegidos a medias en un lugar que aparentemente les pertenece, pero nunca es completamente de ellos.
Los grabadores que trabajan en educación o en organismos institucionales luchan a diario contra un sistema mediocre y absoluto, los independientes no pueden dedicarse por completo al arte para vivir, los que estaban en galerías son esclavos a los caprichos estéticos del director o de un sistema de mercado banal y especulativo. Si describimos solo algunos ejemplos de un sistema por décadas que ha sido para el mundo del arte y la cultura, abusador, muchas veces complaciente por los mismos artistas, temeroso de cualquier cambio, o simplemente conformista por falta de visión o coraje para cambiar algo que no les favorece. Esto mismo estaba sucediendo en Chile antes del estallido social.
Lo Social, se define como lo perteneciente o relativo a una sociedad, sin olvidar lo que una sociedad significa; esta consiste en un conjunto de individuos que comparten una misma cultura interactuando entre sí para establecer o conformar una comunidad. Si tomamos en cuenta esta definición podemos plantearnos, ¿cómo aparecieron representados los problemas sociales en el grabado después del estallido social? Sin duda esto se vio reflejado en forma inmediata en las ciudades de todo Chile por medio del cartel, del esténcil, de la fotocopia y la serigrafía, métodos usuales, fáciles, rápidos y a bajo costo de usar en las calles.
Todavía falta por reflexionar, analizar el cambio y mirada que tendrá la imagen, tanto del grabado y del país en estos procesos de cambios tan deseados, esperados por una sociedad que tuvo que reaccionar a través de sus estudiantes.
Fotografías: FB Encuentro de Grabadores


Geología, su impacto en la planificación territorial y en la preservación del medio ambiente, caso parque natural cerro los pinos.
Pablo Sebastián González Godoy
Geólogo
Hoy en día Chile presenta un problema de planificación territorial inmenso, esto ha quedado reflejado en las grandes “catástrofes naturales” que han afectado a zonas urbanas de nuestro país en los últimos 20 años. Algunos de estos casos son, por ejemplo: el Aluvión ocurrido en Chañaral el año 2015, la caída de ceniza que sepultó Chaitén el año 2008, la caída de edificios en Concepción para el terremoto del año 2010, el latente peligro que representa la Falla de San Ramón para las comunas de la zona oriente de Santiago, la urbanización en zonas de inundación por tsunamis, entre otros. En este contexto es que cobra relevancia el rol que cumplimos los y las geólogas, ya que muchas de estas situaciones se podrían haber evitado si en la actualidad, Chile contara con una planificación territorial que contemple a profesionales que manejen las geociencias y que puedan trabajar en conjunto con los ingenieros y arquitectos para generar zonas de urbanización seguras para la población. Lamentablemente hoy la legislación chilena es muy blanda en cuanto a los permisos que se les otorgan a las inmobiliarias. Si bien Chile es una potencia mundial en construcción, específicamente en construcción anti sísmica, deja mucho que desear en cuanto a riesgos geológicos y el impacto que este tipo de industrias generan en nuestro medio ambiente. Hoy en día cada vez aumentan las zonas de conflicto entre ciudadanía e inmobiliarias que pretenden invadir espacios naturales que no solo sirven como una fuente de distracción para la sociedad, sino que también guardan una preciada diversidad natural que, en algunos casos, puede ser única de esta zona del planeta.
Uno de estos casos es el del Parque Natural Cerro Los Pinos, ubicado en la comuna de Quilpué, región de Valparaíso, Chile. Este parque nace desde el propio interés que manifestaron los vecinos del sector por proteger una zona que es ampliamente utilizada para el paseo cotidiano de mascotas, recreación, avistamiento de aves o simplemente para tener una zona de contacto con la naturaleza cerca de su hogar. Hoy en día, ciertos sectores del parque se ven amenazados por el accionar de inmobiliarias que pretenden aumentar la urbanización, algo que no solo demuestra el nulo interés que tienen estas empresas por proteger el patrimonio natural, sino que refleja que su interés solo va desde lo lucrativo.
Realizando un trabajo conjunto con Asiel Olivares, Geógrafo de la universidad de Playa Ancha y actual miembro de “Acción barrial”, una agrupación que se dedica a la preservación del cerro y a la educación de la población sobre el patrimonio natural que posee mediante caminatas educativas y ciclos de limpieza, hemos realizado un levantamiento de información que contempla dos tópicos esenciales en el cuidado del medio ambiente y la planificación territorial, estos son la Flora Esclerófila presente en el cerro y el riesgo asociado a sistemas de fallas geológicas activas. (Figura 1 y 2). Como se puede observar en la figura 1, el sector los pinos se encuentra en una gran zona de falla asociada al sistema de falla de Marga-Marga (Thorson, 1999; Muñoz et al. 2012) la cual ha presentado una reactivación durante los terremotos de 1906, 1985 y 2010 provocando daños a la infraestructura ubicada sobre y en las cercanías de la falla principal (Philippi y Garrido, 2016). En adición a lo anterior, como se observa en la figura 2, la potencial zona de urbanización abarca Flora Esclerófila y Fauna Nativa que se encuentra en peligro (Vulnerables), estas especies son Tahay (Calydorea xiphioides), Orquídea (Chloraea cristata), Mosco de los cactus de cara roja (Copestylum nigripes) y Sapo de Rulo (Rhinella arunco).
Hoy en día la ley 19.300 sobre el cuidado del medio ambiente establece en su artículo 3° “Sin perjuicio de las sanciones que señale la ley, todo el que culposa o dolosamente cause daño al medio ambiente, estará obligado a repararlo materialmente, a su costo, si ello fuera posible, e indemnizarlo en conformidad a la ley”. A su vez establece en su artículo 12° inciso D) que el estudio de impacto ambiental debe contener “Una predicción y evaluación del impacto ambiental del proyecto o actividad, incluidas las eventuales situaciones de riesgo”. En base a este último artículo cabe preguntar si es que estos proyectos inmobiliarios hoy en día consideran el riesgo geológico a la hora de presentar sus estudios de impacto ambiental ante él SEA, en base a las situaciones expuestas a lo largo de este artículo, evidentemente no.
Para finalizar quiero mencionar los artículos 26° sobre la participación ciudadana en el proceso de calificación de los estudios de impacto ambiental y el artículo 38° que establece que “Los organismos competentes del Estado confeccionarán y mantendrán actualizado un inventario de especies de flora y fauna silvestre y fiscalizarán las normas que imponen restricciones a su corte, captura, caza, comercio y transporte, con el objeto de adoptar las acciones y medidas tendientes a conservar la diversidad biológica y preservar dichas especies.” Claramente, hoy en día la ley tiene muchos vacíos legales y situaciones que derechamente no se respetan y que les permiten a las inmobiliarias construir en zonas de riesgo geológico y deforestar especies esclerófilas sin miedo a asumir consecuencias, por lo tanto, es nuestro rol como ciudadanos y como profesionales hacer valer la ley y cuidar tanto la seguridad de las personas como nuestro patrimonio natural.

Figura 1.- Mapa geológico sector los pinos, modificado de Gana et al. (1996)

Figura 2.- Mapa geológico Parque natural cerro los pinos. Elaboración propia
Referencias
Gana, P., Wall, R., & Gutiérrez, A. (1996). Mapa Geológico del área de Valparaíso-Curacaví, Región de Valparaíso y Región Metropolitana. Servicio Nacional de Geología y Minería, Mapas Geológicos N 1, Escala 1: 100.000. Santiago.
Muñoz, E., Sepúlveda, S. A., & Rebolledo, S. (2012). Nuevos antecedentes sobre la falla Marga-Marga y sus implicancias en el peligro sísmico.
Philippi, N., & Garrido, L. (2016). Recopilación de estudios en relación a la falla Marga-Marga y su implicancia en el peligro sísmico del plan de Viña del mar.
Thorson, R. M. (1999). La Falla ‘Marga-Marga’ Viña del Mar. Universidad Santa Maria.
Biblioteca del congreso nacional. (2020). Recuperado 25 de septiembre de 2020, de https://www.bcn.cl website: https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=30667