
“El desierto del espíritu Avanza” sequía y quienes la bebemos
Por Neltume Luke
“!Llora, alma mía, con la angustia de los
muertos olvidados, y con los restos náufragos
donde habitó la vida!
¡Llora con el puente inservible, que sume
en el agua la mitad de su cuerpo, y con la be_
lleza tétrica de las estatuas mutiladas!”
Teresa Will Montt
La escasez hídrica es una trama de horizonte global que ha acarreado consecuencias irremediables a muchos ecosistemas, se han visto afectados ríos, napas y lagos interrumpiendo los ciclos naturales del agua impactando en el clima de la tierra y sus estaciones. Este fenómeno lleva años, lo que es evidente en el continente y muchas otras regiones. El mundo con sus representantes, atados al modelo económico mundial parecieran no percibir la gravedad del conflicto y aún vemos actuando reticentes a cambios profundos para conseguir acuerdos concretos.
Es un panorama que pareciera cíclico, pero no podemos dejar de pensar en él, ya que nos afecta directamente y deja el devenir humano en manos de la incertidumbre. El desierto del espíritu avanza se toma de una cita de Gastón Soublette, quien menciona que una cultura moderna decae cuando el espíritu que le dio nacimiento se debilita, apunta principalmente al hecho de perder esa capacidad de valorar aquello que define a un pueblo, dice que, hemos “desconocido el don del cielo”, y nos hemos apartado del orden natural. El modelo de civilización amparado en la revolución científica está saturado y vemos que acaba con toda forma de vida a su alrededor. Hace una fuerte crítica a la cultura occidental que ha violentado la psique humana, llegando a un vaciamiento de su interior. La humanidad de hoy, propone, es la versión más desfigurada que ha existido en la historia pues advierte que somos quienes más se han alejado de su propia identidad, a diferencia de nuestras culturas ancestrales. La problemática de la ciudad y el habitad urbano es tan complejo que alieno a la humanidad, perdiendo su centro y abandonando su sentido en la tierra.
El discurso del capitalismo tardío, el racionalismo y las ciencias ya no convencen, categorías como “recurso”, “bien de uso público” o “mercancía”, dictan mucho de una comprensión real de esta sustancia primordial comprende, claramente responde a este espíritu disecado, que se encuentra completamente ajeno a las problemáticas en su origen, escindido de la tierra nos encontramos distanciados con el mundo absorbidos en la materialidad de la urbe, esta “expulsión del jardín de la naturaleza” responde a esta inquietud de sentirnos ajenos en esta concepción moderna de lo vivo que se amplía, conjuntamente con la insignificancia de una cultura tecnológica y mercantil.
